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roberto zucco

Sentimentalmente antifranquista (4)

Sentimentalmente antifranquista (4)

Cuando comencé segundo curso de Filosofía mis problemas con las lenguas clásicas seguían como siempre. Curiosa negación por un conocimiento que siempre he pensado que es profundamente útil para la formación cultural de las personas, y que a mí me hubiera venido muy bien tener.

 

Para intentar burlar los programas oficiales y enmascarar mis insuficiencias, recurrí al teatro. El truco iba a valerme para aprobar el Latín pero no así el Griego, puesto que el profesor que lo impartía, un tal Regañón, a quien el apellido le venía de perlas por su carácter malhumorado, no se avino a ningún tipo de acuerdo. Su obstinación me obligó a agilizar mi destreza en el arte de copiar en los exámenes.

 

José Antonio E, un ser bastante extraño y manipulador y del que nunca me fié del todo que impartía unas muy peculiares clases de Latín, con plena conciencia de que la materia como tal a muy pocos interesaba, pretendía crear una especie de grupo teatral en la Universidad, y yo fui la persona que se lo organicé, a cambio, naturalmente, del aprobado en su asignatura.

 

Fue divertido, y la experiencia me permitió seguir progresando en mis conocimientos técnicos, que ya empezaban por aquel entonces a ser bastante evidentes. Parece ser que el grupo, formado por compañeros y compañeras de curso, ya estaba creado, trabajando inútilmente contra un texto de Séneca, del que creo recordar que Enríquez había realizado una adaptación al castellano. Sin embargo, a pesar del empeño de todos ellos, los ensayos no avanzaban por la ausencia de alguien que tuviera una cierta capacitación para dirigirlos. La obra en cuestión se titulaba nada menos que “La apocoloquintosis del Divino Claudio” y la primera impresión que me produjo fue muy poco estimulante. Sin embargo, me comprometí en la empresa por la cuenta que me traía, desde la perspectiva académica, y porque significaba un reto desde el punto de vista teatral. Muy pronto me puse a ensayar con el grupo, en el que estaba Currito F, una persona muy valiosa y con la que a lo largo de mi vida he tenido relación amistosa y profesional. Como ellos sabían poco, y yo un poco más, aquellos compañeros de Facultad en seguida confiaron en mí, y se dejaron arrastrar a las sugerencias escénicas y a los ejercicios que yo les iba proponiendo, y que se me iban ocurriendo sobre la marcha. En unos pocos meses preparamos la obra y la estrenamos en el salón de actos de un instituto de la ciudad. Como anécdota de ese estreno, ahora recuerdo el golpe que Curro se dio, interpretando el personaje protagonista, al caerse del escenario al patio de butacas en mitad de un oscuro. Con la obra fuimos posteriormente a Tarragona, representando al Departamento de Latín de la Universidad de Zaragoza, en un viaje lleno de sorpresas desagradables. En realidad la función se hizo en un camping, al aire libre, en unas condiciones que no eran, desde luego, las que nos habían prometido.

 

Esta contingencia, sin embargo, no nos desanimó a algunos de sus integrantes que decidimos seguir juntos y formar un grupo de teatro bajo la protección de una asociación universitaria que, sin embargo, nunca nos olió demasiado bien por su vinculación con el régimen.

 

Además de a Currito, que al cabo de los años iba a dirigir sus pasos profesionales al terreno de la música fundando un grupo que logró gran notoriedad nacional porque se especializó en fabricar a lo largo de varias temporadas lo que se conoce como “canción del verano”, en la obra de Séneca estaban Juan Morer y Ana Romero, una simpática pareja con la que, además de una buena relación, fundamos lo que posteriormente llamaríamos “Teatro Universitario de Zaragoza”. Juan era un chico muy versado en cuestiones de diseño gráfico y, por tanto, quedó encargado desde el primer momento del diseño de los trajes y los decorados. Ana era una eficaz actriz, y en ese grupo, no recuerdo porqué caminos, entraron Salvador Peguero, Ramón Barceló y Mercedes Rueda, una chica de Vitoria con la que iba a tener una frecuente relación a lo largo de los próximos años. Además, era una excelente actriz.

  

3 comentarios

Maverick -

¡Caramba, Inestable..! Pues no sé que habrá pensado Zucco de la oprtunidad de tus reflexiones sobre LA VOZ... De todos modos, te recomiendo que lo escuches junto a Jobim en ese fabuloso disco de finales de los sesenta.
Y como parece que aquí todo el mundo escribe sobre lo que le apetece y no sobre lo que toca, cosa que en el fondo me parece muy bien, y que se intuye en tus líneas un aficionado al séptimo arte, paso a contaros a tí y a los que lo quieran leer, lo siguiente:
Hace dos noches, el miércoles 17, se me ocurrió poner en el reproductor DVD " Casino Royale ", la de 1967, de la que siempre he dicho que junto a " Rufufú " ( I soliti ignoti ) y alguna más que ahora no recordaré, me servirían para no suicidarme en una isla desierta .Total, que me harté de reir con Woody Allen, Peter Sellers, David Niven, y entre muchos otros...Deborah Kerr, que falleció al día siguiente de estar yo disfrutándola en ese papel hilarante de espía escocesa.
Es curioso lo mío con esta mujer; Cuando era un chaval no me gustaba mucho, me pasaba como con Ingrid Bergman, no las veía sexis comparadas con Marilyn Monroe, la Bardot... además, de pequeñajo no captas las sutilezas interpretativas. Pero en la edad adulta, pasó a ser una de mis preferidas en todos los aspectos...
Abrazos para todos.

Inestable -

Bueno, no sé si este comentario será muy oportuno, pero como veo un poco vacío este apartado, he pensado que podía rellenarlo.
Verás Roberto, es que curioseando en antiguos escritos tuyos, dí con lo de Frank Sinatra y quisiera extenderme sobre el tema sin ninguna intención de molestarte, sino simplemente dar mi opinión sobre este cantante y actor.
Pues es el caso que reconociendo su gran personalidad, su elegantísima voz, su estupenda dicción...
¡ No consigue emocionarme nunca ! Cosa que logro sin dificultad con artistas como Otis Redding, Ray Charles, Tom Jones, el gran Nat King Cole... ¿ Te imaginas ese pedazo de canción que es " Extraños en la noche " cantada, mejor dicho INTERPRETADA, por ese genio llamado Gilbert Becaud..? ¡ Ese sí que ponía el alma en todo lo que hacía, de hecho, sólo hay que comparar la versión que hizo Frank de " Et maintenant " con el original. En fín...
A veces me he preguntado si esa frialdad en su trabajo no sería un reflejo de su dura personalidad, por decirlo de manera suave. Creo que Sinatra ha sido un crooner sobrevalorado por el hecho quizá de ser blanco y mafioso. Pienso ahora en otro estupendo cantante de origen italiano, Loui Prima...
Y en cuanto a su faceta de actor, está claro que no consiguió nunca salir de la mediocridad a pesar de ese oscar incomprensible por " De aquí a la eternidad ", fruto sin duda de sus padrinos. Tan sólo atisbé en él alguna interpretación correcta sin más, al final de su carrera ( El detective de Gordon Douglas )
En fín, que tuve que hacerme mayor y más exigente para captar estas sutilezas, ya que he de confesar que a mí, cuando tenía doce años,Frankie me caía estupendamente, él y sus amigos del rat-pack. Ahora, cuando los veo, el apelativo más suave que me viene a la mente es el de PELMAZOS.
Bueno, y acabo no sin antes plantear la sospecha de que Sinatra era perfectamente consciente de sus limitaciones, pero claro, a él ya le iba bien que sus admiradores no se parasen a pensar en ello. Le veo sentado, escuchando una y otra vez " Mona lisa " de Nat King Cole y pensando, ¿ Dios mío, cómo lo hace..?
Roberto, repito que esto no busca la polémica contigo, ya que tienes en mí a un seguidor. Es que me apetecía presentar a Sinatra desde otro ángulo...
Saludos a todos y un fuerte abrazo para tí, amigo.

amalia -

Digo algo.
Me da una incómoda sensación de vacío ver que no aparece ningún comentario.
Sólo puedo decir que me encanta cómo escribes,pero estarás harto de escuchar eso, y a mí no me apetece repetirlo.
Así que, sin decir mucho,queda aunque sea un comentario.
Saludos,
Amalia