Una nueva etapa...?
Durante estos meses pasados no he escrito nada en este blog, y hoy, sábado por la tarde, solo en casa y un poco aburrido, entro en él y me pongo a escribir estas líneas que supongo que son el comienzo de una nueva etapa.
Como ya dije una vez, no hay nada más triste que ver un blog abandonado por su dueño, como si fuera un perrillo en mitad de la ciudad. Es un espacio desolado, y en donde se va amontonando la inmundicia, el polvo, los residuos, y, esporádicamente, algún comentario, escrito por algún lector que entró por casualidad preguntando: “Hay alguien ahí…?” Y no, dentro no hay nadie que pueda contestarle. Hace poco estuve visitando las ruinas de Belchite, ese pueblo aragonés destrozado por las bombas republicanas durante la guerra civil, y me acordé de mi propio blog con un cierto sentimiento de culpa.
En el mío no ha habido nada nuevo desde que reproduje estos versos de Angel González el día de su muerte.
Me gustaría volver a escribir cada día, o al menos eso creo ahora. Como ya he dico en alguna ocasión, empecé en esto por pura casualidad: una tarde de domingo leí en El País que “el fenómeno de los blogs era uno de los más relevantes en el mundo de internet en Estados Unidos”, y, llevado sobre todo por la curiosidad, me encontré metido en ese mundo casi sin pretenderlo. Hasta ahora he tenido tres blogs, y en todos he utilizado como seudónimo el nombre de Roberto Zucco, ese personaje de asesino misterioso ideado por el autor teatral francés Bernard Marie Koltés y que da nombre a una de sus escasas piezas.
El primero (www.roberto_zucco.blogs.com) se mantuvo durante los dos primeros meses de 2005, y me sirvió sobre todo para diseñar los temas sobre los que iba a escribir en el segundo (www.robertozucco.bitacoras.com). Este llegó a tener una cierta repercusión en esta indefinible audiencia de la blogosfera. Gracias a él conocí a algunos amigos y amigas. Y cuando digo conocí, digo conocí. Fue un periodo de dos años extraordinario, acumulé casi trescientos artículos, y esa pequeña obligación de escribir no solo no fue para mí una carga, sino, por el contrario, fue algo que sirvió para disciplinarme, para enseñarme a mí mismo a hacerlo cada día un poco mejor. En algunos momentos el blog de Roberto Zucco fue una plataforma de opinión sobre temas variados relacionados con la cultura, la política, la literatura, el teatro, etc. Recibía muchos comentarios al día, desde España y Latinoamérica, y eso me obligaba a su vez a ponerme las pilas y seguir escribiendo. Fue estimulante para mí y creo que para algunos fieles que esperaban con cariño mi siguiente entrega para sumergirse conmigo en el debate o simplemente para leerme en la oscuridad discreta del anonimato.
Pero estas cosas van unidas a las experiencias personales que uno va teniendo en la esfera de la vida real, valga la expresión. Mi vida se agitó en lo personal y en lo laboral y ambos aspectos fueron acaparando demasiado mi paleta de pinturas y de temas. En cuanto a lo primero, comencé a vivir una experiencia sentimental que eclipsó otros aspectos de mi vida, y ahora me doy cuenta que mi blog se convirtió en exceso en una crónica sentimental de mí mismo. Abandoné los temas que más interesaban a mis lectores habituales y conté en exceso los pormenores de una relación que atravesó momentos de zozobra motivados por el origen de mi pareja y su situación de ilegalidad en España.
Coincidió ese periodo con un cierto hartazgo de bitácoras, la empresa que alojaba mi blog, que se estropeaba un día sí y otro también, y en donde colgar un post nuevo se fue convirtiendo en una especie de odisea. Y me pasé aquí, a blogia (www.robertozucco.blogia.com), en donde seguí escribiendo en la dirección apuntada manteniendo la mayor parte de las secciones que había creado en mi anterior morada. Pero fue el declive porque en esa ocasión mi trabajo, muy absorvente e intenso, me obligó a viajar, a reunirme, a pelearme con mi jefe, y toda esa actividad me fue robando el tiempo y restando paulatinamente la motivación.
Primero fue la frecuencia en escribir que se fue espaciando lentamente: de hacerlo todos los días sin dificultad alguna, pasé a hacerlo cada dos días, cada tres, cada semana… Paralelamente los temas, que se iban acabando poco a poco. Consecuencia de ambas circunstancias, escribir se fue convirtiendo en una progresiva pesada obligación que ya no me reportaba el placer del principio y que se fue transformando sencillamente en una carga insoportable.
Hasta que hoy, sábado por la tarde, mientras que en la televisión un locutor vocifera los goles del Barcelona ante el Murcia, ya descendido a la segunda división, y un día antes de que el Real Zaragoza juegue contra el Mallorca el partido de su salvación o de su condena, he entrado en mi último blog, y obedeciendo no sé que extraña voz interior me he puesto a escribir estas líneas que van a ser las primeras de una nueva etapa.
No me comprometo a nada porque no quiero decepcionar a nadie, pero asumo esperanzado la obligación -tierna y dura obligación-, de escribir para cuantos queráis leerme de vez en cuando.
8 comentarios
Portorosa -
Un abrazo.
Rosario -
maray -
( y sí, mi portuñol sigue complicado...)
abrazos
amaltea -
Un saludo a todos.
http://www.elpais.com/articulo/cultura/caballero/perdedor/poeta/elpepucul/20080518elpepucul_3/Tes
zipi -
me alegro, me alegro y me alegro
amanda -
Yo sigo rendida a tus pies.
Un beso, mi Zucco.
amaltea -
Un dia tras otro. Nada. Angel Gonzalez.
Y de repente, ¡zas!
ROBERTO ZUCCO!!!!!!!
Bienhallado, maestro, y siempe a sus pies.
qu
Iris -
Un beso infinito